El cultivo de la colza: ventajas

El cultivo de la colza presenta la ventaja de ser un factor de diversificación de las rotaciones, es decir, mejora el rendimiento del cultivo que se va a sembrar a continuación. Diversos estudios nos demuestran que cuando el trigo se cultiva detrás de la colza, su producción y su calidad mejoran. También se observa una disminución global de los problemas sanitarios y de los costes.

Desde el punto de vista agronómico, su cultivo resulta esencial para la rotación de los mismos.

Atendiendo a la organización de los trabajos de producción y los de cosecha, el cultivo de colza optimiza el reparto de los tiempos de trabajo. Además, desde la perspectiva medioambiental, la colza reestructura los suelos y puede desempeñar un papel de aumento de nitratos, contribuyendo a la calidad del agua.

Su cultivo sigue evolucionando gracias al creciente interés de los agricultores, que ha permitido adaptar esta planta a las necesidades de la agricultura del siglo XXI, rentabilizando su explotación dentro de una agricultura razonable y sostenible.

Olvidar los monocultivos

Con el riesgo de aparición del hongo causante del mal del pie, cultivar trigo sobre trigo puede acarrear importantes problemas agronómicos. La rotación de cultivos permite luchar mejor contra las malas hierbas. Practicar monocultivo favorece las adventicias cuyo ciclo coincide con el del cereal, por lo que el cultivo de la colza facilita la eliminacion de hierbas de las gramíneas. La alternancia facilita la gestión de la flora adventicia, y limita los riesgos de aparición de malas hierbas resistentes.

Cultivar colza facilita la planificación de los trabajos agrícolas; los tratamientos y la cosecha se intercalan entre las intervenciones relativas a los cultivos cerealistas. El trigo sobre la colza permite una ganancia de 10-15 días con relación al trigo sobre trigo.

Se considera que el rendimiento medio de un trigo sobre colza es de un 10 %, superior al que se consiga de un trigo sobre trigo. El trigo producido en rotación permite economizar en desherbaje, fertilización, etc.

El cultivo de la colza, reestructurador de los suelos

Está muy demostrado el efecto benéfico de la colza sobre la estructura de los suelos. Y ésto tiene una explicación.

1. Tiene un enraizamiento profundo, una raíz pivotante capaz de hundirse profundamente en el suelo y descender hasta más de un metro, lo que le permite actuar en profundidad, y recuperar elementos minerales profundos, como los nitratos.
2. Su largo ciclo vegetativo asegura una buena cubierta del suelo, durante casi un año. Sembrada al final del verano tiene un fuerte crecimiento inicial que le permite valorizar los elementos minerales. Cosechada a principios de verano, no necesita agua durante el periodo estival.

La colza es capaz de absorber el nitrógeno orgánico proveniente de purines en gran cantidad. Explora activamente el terreno e intercepta y absorbe gran cantidad de nitratos, contribuyendo a limitar el riesgo de lavado. Al realizar la eliminación de hierbas, a finales del verano, las materias activas disponen de tiempo para ser degradadas y no tienen ninguna influencia sobre el cultivo siguiente.

La colza produce mucha vegetación. El trigo alcanza los 70 cm de altura, la colza llega a medir 1,20 mt, y la materia verde se queda en el mismo lugar, lo que no siempre ocurre con los cereales, contribuyendo a mejorar el balance orgánico del suelo.

Todo son ventajas

• Contribuye a la diversificación, reduciendo la presencia de enfermedades y abaratando los costes de tratamiento de malezas y sus problemas con las gramíneas.
• Mejora la estructura del suelo, y el manejo del agua, debido al efecto de su raíz pivotante.
• Mantiene una capa vegetal durante casi todo el año protegiendo el suelo de la erosión.
• Permite una utilización más eficiente de la maquinaria.
• Contribuye a dispersar riesgos agroeconómicos.
• Posibilita a la industria la producción de aceite de alta calidad, ya que la base de la industria aceitera es la soja y el girasol.