Cultivos intermedios que mejoran la vida del suelo
Dejar que la naturaleza trabaje en determinadas situaciones mediante una cubierta vegetal que sea permanente y que las plantas mejoren la estructura del suelo, está permitiendo a muchas explotaciones sacar provecho de un ecosistema natural con prácticas sostenibles y además que se reduzca el trabajo y el consumo energético.
El objetivo es producir más, de manera limpia y con menos cantidades de recursos. La fertilidad está relacionada con la materia orgánica, con el laboreo del suelo se acelera su descomposición, reduciendo el laboreo, se mantiene.
En Francia, Thomas, el propietario de una granja situada en Sologne, mediante el abandono del laboreo ha podido mejorar la fertilidad del suelo arenoso de sus parcelas; mantiene una cubierta vegetal permanente (a base de: avena brasileña, trébol, trébol de Alejandría, arvejas, habines, alfalfa, altramuz, colza, rábano japonés, rábano forrajero, trigo sarraceno, lino, girasol negrillo y facelia), y permite que la naturaleza trabaje.
Las plantas mejoran la estructura del suelo, entierran los nutrientes, luchan contra los parásitos y contra las enfermedades, las leguminosas aportan nitrógeno, la cubierta limita la lixiviación y rebaja la presión de las adventicias, además de mejorar el drenaje y la capacidad de retención de agua.
En la superficie, las plantas están en competición por la luz, bajo la tierra, por los minerales o por el agua, y el sistema radicular busca mayor profundidad.
Realiza rotaciones de seis años, con dos cereales, cultivos intermedios leguminosas y maíz. Con todo ello los cultivos necesitan un abonado de arranque, mediante siembra y abonado simultáneos, en otoño esparce 100 Kg de gallinaza compactada en la línea de siembra del trigo y acompaña la siembra de maíz de un abonado localizado de nitrógeno. Además distribuye 30 t de compost cada tres años.
Con las 4 a 5 t/ha de biomasa acumuladas por los cultivos intermedios, el índice de materia orgánica ha mejorado, y la fertilidad es buena, haciendo productiva la explotación.
En Alemania, Paulsen un agricultor de Zollchow con una explotación de 400 ha y 300 vacas, solo utiliza el arado para el cultivo de la remolacha azucarera. Su sistema de trabajo se apoya por completo en la siembra con cubierta y los cultivos intermedios.
Sus parcelas reverdecen a finales de octubre con girasoles, lino, facelia, rábano, altramuz y raigrás inglés. Ya cosechó el centeno a comienzos de agosto. En noviembre, un rebaño de ovejas vendrá a pacer en la parcela. En primavera segará la biomasa y sembrará el maíz. Para su trigo de invierno, practica la siembra directa con cubierta a base de una mezcla de raigrás italiano, arveja de invierno y trébol encarnado. Tras la cosecha de trigo, realiza una primera siega en otoño de 10 t/ha de materia fresca destinada al ensilado. La segunda siega la lleva a cabo un poco antes de la siembra del maíz, con un rendimiento similar.
Reduce el tiempo de trabajo y el consumo energético, consume alrededor de un 75% menos de combustible y un 15% menos de productos fitosanitarios y evita la erosión relacionada con el viento, preservando así su principal materia prima de trabajo, la tierra; además el desgaste de los tractores y de los aperos también ha disminuido.