Aviones no tripulados
La innovación y el desarrollo aeronáutico colocan al campo de la navegación no tripulada en una posición privilegiada dentro de la agricultura de precisión. Los también denominados drones, de fácil despegue y aterrizaje, tienen gran autonomía de vuelo y van equipados con cámaras térmicas y de visualización normal.
Además de usos militares, permiten otras tareas como la detección temprana de los incendios, la localización de personas en zonas con acceso difícil, el control de catastros, etc., y en el terreno agrícola, el control de los cultivos, humedad del suelo, proliferación de malas hierbas…
El aeropuerto de Caudé en la provincia de Teruel se presenta como una plataforma de experimentación y encuentro para el sector empresarial de los aviones no tripulados. Empresas como la aragonesa INDA fabrica aparatos con los que realiza labores con el Gobierno de Aragón de vigilancia aérea en la lucha contra incendios y con la Confederación Hidrográfica del Ebro en el seguimiento de riadas.
Universidades americanas trabajan con grupos agrícolas diferentes tipos de aviones no tripulados.
Aparatos de gran flexibilidad, con capacidad de ser lanzados a mano (en 5 minutos está en el aire), con amplias autonomías de hasta 6 horas de vuelo, con rangos de alcance de hasta 100 kilómetros, fabricados con materiales livianos y equipados con sensores, que como pueden volar a baja altura, consiguen imágenes detalladas de un cultivo y pueden ser parte activa en tratamientos precisos de pesticidas, adaptando las dosificaciones e identificando las mínimas diferencias de productividad del suelo, controlando las zonas con insuficiencia de riego, vigilando la aparición de plantas invasoras, y por medio de la cámara de infrarrojos vigilando la salud general de la planta y determinando si necesitan más aporte de agua, si sufren la infestación de plagas o precisan fertilizante adicional.
El estrés vegetal producido por diversos factores bióticos y abióticos del entorno en el que se desarrollan los cultivos es el responsable de importantes mermas en las cosechas finales tanto en cantidad como en calidad y por lo tanto en la rentabilidad obtenida por el agricultor. La antelación, precisión y rapidez de respuesta en detectar y actuar son factores clave que acabarán determinando la calidad y la producción agrícola.
Las imágenes inmediatas con cámara térmica reflejan el estado hídrico del cultivo, determinando las zonas deficientes, lo que permite aplicar con antelación las debidas correcciones en el riego. Imágenes con cámara multiespectral indican los parámetros de contenido clorofílico y producción fotosintética, donde la detección de clorosis incipientes puede relacionarse con deficiencias nutricionales y con el contenido de nitrógeno, hierro o zinc foliar. Indicativos del estrés del cultivo como el índice de reflectancia fotoquímica, muestra la eficiencia de la fotosíntesis y permite establecer parámetros de calidad del fruto como el contenido en azúcares y la acidez.
La Asociación Internacional de Vehículos no Tripulados prevé que el impacto principal de esta industria se dirigirá al sector agrícola, pasando los drones a formar parte de las diferentes herramientas y aperos de una explotación, destinados al control preventivo de las cosechas que podrán ser usados como vehículo fitosanitario de precisión, para controlar los índices de crecimiento e hidratación e identificar los posibles brotes de enfermedad antes de que invadan mayores áreas.
Quiero ampliar la información de drones para aplicaciones agrícolas y de cámaras fotográficas espectrales.