Efectos de la conservación del agua
Incluso con un riego que ya es eficiente, el uso de una mayor cantidad de agua puede incrementar los beneficios.
El agua, como se ha comentado en repetidas ocasiones, se convertirá en “el nuevo petróleo”.
Las predicciones climáticas prevén un aumento de las sequías en diferentes partes del mundo. Además, los conflictos políticos y militares se han ido multiplicando debido a la escasez de agua. El agua es un recurso esencial y limitado y cada vez hay una mayor sensibilidad en su uso.
Por eso siempre es una buena noticia la inversión pública para mejorar la eficiencia hídrica en la agricultura adoptando prácticas y tecnologías que son eficientes en cuanto al uso del agua. Pero hay un problema, la teoría de que este gasto en medidas que favorezcan la conservación del agua supone automáticamente un menor uso hídrico, no se basa en evidencia o fundamento alguno. De hecho, al mejorar la eficiencia, podrían no conseguirse grandes ahorros de agua, o incluso, paradójicamente, se podría incrementar su uso.
La agricultura es un sector que consume grandes cantidades de agua, y esto ocurre con un problema creciente de escasez de agua como telón de fondo. De modo que, promocionar la eficiencia se percibe como beneficioso, tanto para los agricultores como para el medio ambiente.
Científicos e ingenieros agrícolas están diseñando y probando novedosas técnicas para aumentar la eficiencia del agua. Estas investigaciones se centran generalmente en el rendimiento de las nuevas tecnologías y prácticas, sin la intervención del comportamiento humano. Cuando la conducta humana entra en escena, los resultados pueden ser muy diferentes.
Tecnologías y estrategias de gestión para la conservación del agua
Existen tecnologías y estrategias de gestión disponibles para la conservación del agua, manteniendo los estándares de rendimiento y producción. Sin embargo, la relación entre la mejora de la eficiencia y la reducción en el uso del agua, gira en torno a la idea de que los agricultores mantengan sus rendimientos y su producción constantes. Pero al igual que todos los sectores que innovan, los agricultores pueden cambiar sus actividades para aprovechar la innovación y estos cambios también pueden afectar al uso del agua.
Un estudio examinó cómo los agricultores de una zona concreta, cambiaron su consumo de agua después de recibir subvenciones para adoptar tecnologías de riego más eficientes (bajantes con boquilla que suministran el agua justo por encima del cultivo para disminuir la evaporación). En lugar de averiguar que los agricultores que utilizan estas bajantes reducen su consumo de agua, los resultados mostraron que las explotaciones aumentaron su consumo alrededor de un 3%. La tecnología tuvo el efecto contrario al esperado.
Esto puede deberse a que cuando el suministro de agua se vuelve más eficiente, utilizar más agua puede aumentar los beneficios. También puede ocurrir que los agricultores se sientan menos obligados a ahorrar el agua, ya que han tomado una buena decisión adoptando esta tecnología. Algunos agricultores respondieron a la nueva tecnología mediante el aumento de la zona a regar o cambiando a cultivos más intensivos en agua, por ejemplo, pasando de trigo a maíz o soja.
Entonces, ¿cómo reaccionarán los agricultores ante nuevas inversiones en tecnología del riego? Algunos parecen convencidos de que la eficiencia se traduce automáticamente en menos agua consumida. Las nuevas inversiones estarán vinculadas a controlar los impactos reales sobre el consumo de agua y a la forma de hacer del agricultor.