Neumáticos a partir del arbusto guayule
Los neumáticos actuales son muy contaminantes, a pesar de que se recauchutan y se reciclan para darles una segunda vida útil. Con la parte textil se hace ropa y con el caucho se fabrican pavimentos para parques infantiles, césped artificial para los campos de fútbol, placas asfálticas de carretera o aislamientos sísmicos para edificios.
A medida que se desarrolla el coche eléctrico, los neumáticos también han ido evolucionando, con la idea de contribuir al mantenimiento preventivo. Los nuevos modelos inteligentes incorporan sensores, microprocesadores, telemática… Están pensados para la conducción preventiva y la sostenibilidad.
Informan al usuario sobre el estado del asfalto, si hay atasco en la vía, indican el desgaste del dibujo y proponen rutas alternativas. Analizan la manera de conducir y dan consejos para tratar de gastar menos combustible y contaminar menos. La prioridad actual es reducir el consumo y la contaminación aumentando la seguridad y la eficiencia. Los neumáticos convencionales desprenden microplásticos y generan residuos.
Neumáticos con guayule
Para reducir este problema, se están desarrollando nuevos modelos de neumáticos con guayule, una planta que produce un caucho natural.
El látex del arbusto guayule, presente en las células de su tejido leñoso, suele representar el 7% de la planta seca en su madurez cuando la planta es silvestre. Sin embargo, en las plantas seleccionadas para su cultivo, el contenido en caucho puede llegar al 22%, cosechando el arbusto a la edad de entre 4 y 10 años.
El guayule es una planta silvestre que necesita muy poca agua, perenne y resistente a largas sequías y terrenos no fértiles. En climas semi secos y templados (con latitudes de entre los 1.000 y los 2.000 metros sobre el nivel del mar) puede vivir entre 30 y 40 años. Crece en suelos bien drenados, cerros, laderas con pendientes suaves y al pie de las colinas, admitiendo temperaturas de entre 46ºC y -9ºC.
Esta planta nativa de zonas desérticas de México y Estados Unidos, puede provocar una pequeña revolución para sectores como el farmacéutico o el automovilístico. La planta alcanza una altura de 50 a 100 cm. En cultivo extensivo, sus necesidades hídricas varían entre los 250 y los 450 mm de lluvia en verano. Crece en un rango de temperaturas que va desde los -23ºC hasta los 49ºC, lo cual la hace perfectamente adaptable a gran parte del territorio de la Península Ibérica. El marco de plantación es de 20.000 – 50.000 plantas por hectárea y produce de media entre un 5% y un 12% de caucho sin proteínas alergénicas.
El guayule sobrevive entre diez y quince años antes de que sea necesario eliminar la planta para poner una nueva y mejorar su productividad. Se aprovecha hasta la raíz, de la que también se extrae látex. El guayule se poda cada año para que vuelva a brotar.
Es un arbusto que alcanza en su madurez un metro veinte de altura y su aspecto exterior es similar a la retama, aunque con hojas como las de la salvia y una tonalidad parecida a la del olivo. Bajo la corteza, está la valiosa resina que da origen al látex. La calidad es altísima ya que se trata de un látex hipoalergénico con aplicaciones que van más allá de los neumáticos. Además, su madera es ideal para procesos de biomasa e incluso para la fabricación de tableros de alta dureza.
Necesitamos más investigación en la búsqueda de materias primas sostenibles.
Me interesaría algún contacto para establecer una plantación de guayule en la España vaciada, concretamente en Guadalajara. Por favor, contáctenme por aquí si alguien está interesado.