Suelos salinos
Los niveles de salinidad de los suelos son una amenaza para los valores ecológicos y un riesgo para la fertilidad del terreno. Como no puede ser cultivado, no se llega a desarrollar la cubierta vegetal, favoreciendo su erosión por el agua y el viento y encaminándolo hacia su desertificación.
El problema de suelos salinos hace que algunos cultivos nunca se puedan desarrollar en esas zonas. Se estima que cerca del 20% del regadío mundial tiene problemas de salinidad.
En los cultivos de secano, como no se mueve el suelo, la tierra se va lavando con la lluvia y la sal de la superficie va percolando y va bajando a las capas más inferiores. A mediados del siglo XX, la transformación de tierras de secano a regadío se hizo con la tecnología existente en ese momento. El riego por inundación (también conocido como riego a manta), exigía nivelar el terreno para acomodar las parcelas. Esa nivelación supuso en algunos casos que se acercaran a la superficie del terreno los estratos geológicos salinos más profundos, convirtiendo los suelos de secano no salinos en suelos de regadío con problemas de salinidad.
La movilización de las sales con los volúmenes de riego altos agravó el problema. Los excedentes elevaron además las aguas subterráneas en zonas con drenaje limitado provocando una mayor salinización. Sin embargo, esta situación está cambiando mediante la introducción de sistemas de riego a presión (riego por aspersión).
Las fuertes nivelaciones del terreno pueden evitarse con el desarrollo de los nuevos regadíos mediante aspersión. Estos sistemas de riego requieren un costo energético de bombeo y presurización, pero mejoran el riego. Hacen que disminuya la percolación profunda, y por tanto, la disolución de las sales geológicas. Del mismo modo, la recarga de las aguas subterráneas es menor que en el riego a manta, limitando la salinización del suelo inducida por capas freáticas superficiales. Aunque este problema sigue siendo muy relevante en algunos regadíos, la salinidad de los suelos puede controlarse si se lleva a cabo un correcto drenaje de los mismos.
¿Que ocurre con los suelos salinos?
La consecuencia fundamental de los suelos salinos es que las tierras dejan de ser cultivables. Los cultivos, en general, no son tolerantes a la sal. El cultivo de mayor tolerancia es la cebada. Sin embargo, las hortícolas, guisantes, judías, tomates, etc… son muy poco tolerantes. El maíz es muy sensible a la salinidad, su rendimiento puede bajar de 12 a 8 toneladas si el suelo es moderadamente salino.
La sal reduce las opciones de cultivo y además provoca una menor producción agrícola, ya que los terrenos son menos fértiles. Si aumenta la salinidad del suelo, el rendimiento de los cultivos sensibles desciende rápidamente, y los suelos pueden degradarse seriamente, sobre todo, si la salinidad es de tipo sódico. Se dice que la sal es el cáncer de la tierra ya que con frecuencia no se aprecia su presencia, lo que puede provocar serios problemas.
Éste es un tema de gran importancia y de gran impacto en la producción agrícola. Existe un gran desarrollo en los sistemas de riego, pero no se tiene en cuenta lo expuesto en el artículo, no se realiza un correcto drenaje del campo.
¿Me podrían indicar algunos cultivos agrícolas que sean tolerantes a las aguas salinas? Me sería de mucha utilidad.
Habría que conocer el grado de salinidad tanto de la tierra como del agua de riego, ya que puede ser elevado, medio o ligero. En casos de valores altos de sal sólo unas pocas plantas lo podrían soportar. Indicamos algunos cultivos resistentes a la salinidad: olivo, higuera, pino piñonero, palmito, festuca, lavanda…
Tengo 8 hectáreas de tierra anteriormente cultivadas de caña, he cambiado de cultivo, pero la misma no es productiva. ¿qué puedo hacer?
Dependerá del grado de salinidad. Hay cultivos que se adaptan mejor a los suelos salinos, como por ejemplo el ricino y muchos tipos de cactus (aloes). Otros cultivos son tolerantes pero en menor medida: algodón, cebada, palmera…