Abonado de la patata y la cebolla
La dosis de abonado en todo tipo de cultivo depende del contenido de nutrientes en el suelo, de los requerimientos nutricionales del cultivo y del rendimiento deseado. Pero en cualquier caso, el abono tiene una importancia decisiva.
El potasio, magnesio y azufre son importantes nutrientes que actúan en procesos fisiológicos del crecimiento de la cebolla y además influyen lógicamente en su calidad, obteniendo más valor y un sabor nutritivo, calibres uniformes, más rendimiento de materia seca, tolerancia a la manipulación y mayor tiempo de vida durante el almacenamiento.
Abonado de la cebolla
Recomendaciones de fertilizantes para cebolla:
- La cebolla absorbe el 50% de los elementos nutritivos esenciales durante el último mes antes de la cosecha.
- La calidad de la cosecha viene determinada en gran parte por el potasio y por el azufre.
- El nitrógeno es esencial para el desarrollo de la planta (sobre todo en el periodo vegetativo).
- El magnesio forma parte de la molécula de clorofila y desempeña un papel crucial en la eficiencia del proceso de fotosíntesis (la cebolla es especialmente sensible a la deficiencia de magnesio en suelos alcalinos).
Abonado de la patata
El abonado de la patata debe realizarse con potasio, magnesio y boro.
El potasio determina en gran medida el rendimiento y la calidad de la patata (su aplicación antes de la siembra aporta unos beneficios mayores), interviene mejorando la formación, el traslado, la conversión y almacenamiento de hidratos de carbono a través de la activación de los sistemas de encimas, actúa sobre la presión osmótica de las células y regula la administración de agua (con ello, requiere menos agua y supera mejor los periodos de sequía), aumenta la seguridad del rendimiento y la proporción de producto apto para el mercado, mejorando también la eficiencia del abono de nitrógeno.
La patata es extremadamente sensible a la escasez de magnesio, necesario para la activación de los sistemas de enzimas, asumiendo funciones principales en el sistema de transmisión de energía y en la formación de proteínas (si hay escasez de magnesio, se obstaculiza la formación de proteínas y se produce un aumento de los nitratos, todo el crecimiento se retrasa, originando mermas de rendimiento y empeoramiento de la calidad). Las necesidades básicas de magnesio de la patata se mueven entre valores de 40-70 kilos por hectárea (resulta imprescindible el abonado del suelo). Durante el desarrollo vegetativo, el magnesio es absorbido mucho más tarde que el potasio, en condiciones de estrés (de frío, sequía…), se puede limitar considerablemente la absorción de magnesio del suelo, provocando así una carencia temporal de este elemento.
En el abonado de la patata a nivel foliar, con magnesio y boro, el boro interviene en la formación de las células, la estabilización de las paredes de las mismas y la síntesis de ingredientes ricos en energía como azúcar y almidón. A pesar de que las patatas absorben la mitad de boro que por ejemplo la remolacha, el contenido foliar necesario para un correcto suministro de boro a la planta es del mismo nivel en ambos cultivos.