Agricultura industrial o ecológica
La agricultura ecológica, (orgánica o biológica), contribuye a incrementar la biodiversidad (una mayor variedad de especies). Es buena para el medio ambiente y la salud, pero su potencial para poder abastecer a una humanidad que sigue en plena expansión, es cuestionable.
Naciones Unidas ha previsto un incremento de la población mundial del 32% para 2050 (de 6,9 a 9,1 millones de personas) y un aumento en la riqueza de muchos países en desarrollo. En un mundo con recursos naturales limitados, habrá que satisfacer esa demanda de alimentos, con tecnologías que sean sumamente eficientes.
La agricultura industrial o convencional, tiende a grandes extensiones de monocultivos con uso intensivo de pesticidas y fertilizantes químicos. Al contrario que en los cultivos ecológicos, en cuanto al rendimiento, por norma general, las explotaciones convencionales generan más producción que sus homólogas orgánicas.
Aunque la agricultura ecológica puede ser útil para las zonas menos productivas (sobre todo, si se ofrecen incentivos a los agricultores para que coordinen su actividad, junto con el máximo beneficio para la vida silvestre en un área y la restauración de hábitats), no es sostenible promover la agricultura ecológica como el mejor o único método para la agricultura. Si un país promoviese la agricultura ecológica como única opción, se vería en la necesidad de importar alimentos del exterior. Para satisfacer las demandas futuras de la producción de alimentos, habrá que mantener la agricultura más productiva de la forma más intensiva posible, aplicando con precisión el agua y los fertilizantes en cantidades adecuadas y combinando varios tipos de cultivos de forma que se protejan unos a otros ante agresiones como plagas, inundaciones o épocas de sequía.
La agricultura ecológica será más interesante cuando alcanza un rendimiento alto y se utiliza la tierra con un valor bajo para la vida silvestre. Mientras que la agricultura industrial será una mejor alternativa cuando los rendimientos orgánicos son bajos y se separa de la vida silvestre de alto valor.
La agricultura ecológica puede proporcionar nutrientes para que la población de todo el mundo logre una dieta equilibrada (las proteínas deberían tener un mayor origen vegetal, lo que obligaría a mucha gente a cambiar su dieta, y en particular, habría que consumir más frutas y verduras), pero no puede producir la misma cantidad de alimentos que la agricultura industrial, ni cubrir la demanda actual de las dietas occidentales, ricas en proteínas animales.
El sector agrario es muy importante para el desarrollo de la humanidad, reducir el hambre y la pobreza. Los gobiernos de los distintos países deben invertir más en la agricultura, con políticas públicas que sienten las bases en el campo
En mi opinión, se ha demostrado repetida y científicamente que la agricultura ecológica a gran escala llega a producir un 20% más que la industrial al cabo de 10 años, pero preferimos resultados a corto plazo con peligrosos efectos sobre nuestra salud.
Totalmente de acuerdo con Sergio.
Además la agricultura industrial es la que proporciona “alimentos” a los supermercados donde compramos habitualmente, de todos esos alimentos, donde el stock suele ser excesivo (con bonitas verduras y frutas perfectas y simétricas), ¿cuántos kilos de fruta y verdura de los que vemos en el supermercado van a la basura?
No es necesaria una producción masiva, es necesaria una producción consecuente con lo que se va a consumir y eso lo aporta la agricultura ecológica.
Totalmente de acuerdo con los comentarios anteriores de Sergio y Mario.
¡Por un mundo más limpio!
Los pronósticos de Naciones Unidas en cuanto a demografía son estimaciones lineales, no contemplan la crisis climática, la crisis energética y la crisis agroalimentaria del futuro cercano. La producción agroecológica sana, saludable y sostenible, con los niveles de producción que le son propios, es una necesidad humana, debemos promoverla.