Gestión de purines
El purín generado en las explotaciones ganaderas intensivas supone un impacto medioambiental de gran relevancia.
La Comisión Europea ha establecido el conocido como Pacto Verde. Su principal objetivo es reducir las emisiones de efecto invernadero con el fin de frenar el cambio climático. Este acuerdo incluye el documento “de la granja a la mesa”, que propone reducir el uso de los fertilizantes químicos en la agricultura, en favor de los fertilizantes orgánicos (el estiércol y los purines).
El purín, aparte de su origen orgánico, se puede considerar un fertilizante de proximidad, es decir, la huella de carbono que genera en relación con su transporte es menor que en los abonos químicos.
Una adecuada gestión de purines que consista en extender el estiércol de las granjas en las parcelas agrícolas, permite sustituir la fertilización mineral por la orgánica (más barata y menos contaminante).
Ejemplo de una buena gestión de purines
Las necesidades nutricionales de una hectárea de cultivo de trigo o cebada son: 90 unidades de nitrógeno, 50 unidades de fósforo y 70 unidades de potasa.
Si se utiliza fertilizante mineral, supone un gasto de al menos 150 euros por hectárea. Sin embargo, con el fertilizante orgánico (estiércol, purín), si la parcela está a menos de 5 kilómetros de la granja, el coste es de tan solo 45 euros por hectárea.
En el caso de la fertilización mineral, con tan sólo 175 kilos de urea por hectárea se aportarían las unidades de nitrógeno requeridas (la urea está actualmente a 900 euros la tonelada). El purín aporta también las necesidades de óxido de fósforo y de potasa.
Una granja de 1.000 cerdos puede generar un ahorro en fertilizante de 17.000 euros al año.
Existen tantos tipos de purines como tipos de ganaderías, pero el gran reto en la gestión de purines es hacerlo bien. Antes de aplicarlo hay que analizar el contenido de cada cuba, planificar en qué parcela se va a aplicar y hacerlo de forma medida, ajustada y correcta.
Actualmente, existen programas para la gestión GPS de los purines que almacenan en la nube los datos de la granja de donde se obtiene el purín, el recorrido realizado con la cuba o el análisis del producto que está dentro de la cuba para posteriormente regular de forma automática el nitrógeno por hectárea que se va a aplicar. La información se informatiza y facilita la burocracia que solicita la administración pública, con la gestión del cuaderno de campo.
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