Soluciones a la salinidad en suelos agrícolas
Las sales de las tierras de labor ejercen su efecto en las plantas de acuerdo a la concentración que tienen en la solución de los suelos y no guardan ninguna relación con el porcentaje de sales que hay presentes en la tierra.
Si la salinidad en suelos agrícolas es elevada y hay mucha concentración de sales, las plantas no podrán absorber el agua.
Medidas para reducir la salinidad en suelos agrícolas
- Aumentar la permeabilidad de los suelos mediante labores profundas de desfonde e instalando una red de tubos de drenaje que facilite el desagüe de riegos y lluvias que arrastren las sales del terreno.
- Como continuación a la medida anterior, efectuar lavados del terreno con unos riegos abundantes y lentos para que las sales sean arrastradas a la mayor profundidad posible.
- Aportar grandes cantidades de estiércol o turba negra y mezclar con la capa superior de la tierra para que el suelo retenga mejor la humedad. Si se va a retrasar la plantación principal dos o tres años, se puede aprovechar ese tiempo para cultivar plantas resistentes a suelos salinos y desalinizantes como la hierba de las Bermudas, cuyas raíces van disminuyendo de forma paulatina la salinidad de los suelos.
- Si el agua de riego es parte del problema porque incorpora sales, habrá que tratar de cambiar esa fuente de suministro.
- Elegir un cultivo de producción con especies de plantas resistentes o muy resistentes a la salinidad.
En la mayoría de plantas de cultivo, los umbrales de tolerancia a la salinidad no son iguales ni exactos, sino que varían según las circunstancias. En buena medida depende de la riqueza del suelo en materia orgánica, ya que ésta tiene un gran poder de retención de agua, lo que permite una mayor disolución de las sales solubles existentes. Las mismas plantas son más resistentes a la salinidad en zonas de clima más fresco y sufren más durante las épocas de calor y sequía, esto se debe a que con mayor contenido de humedad en el suelo, las sales existentes se van disolviendo y por contra, al disminuir la humedad del suelo por efecto del calor y de la sequía, el agua que queda a disposición de las raíces tiene una mayor concentración de sales.
También hay que tener en cuenta que los abonos minerales como el nitrato amónico, el sulfato amónico, la urea y el cloruro potásico tienden a incrementar la salinidad en suelos agrícolas y por lo tanto, ante la existencia de problemas de salinidad del terreno, deben aplicarse con suma prudencia, reduciendo su uso a aportaciones ligeras e incluso al mínimo imprescindible.
Se agradece la información pues me ayuda a mejorar mi producción en mi unidad agrícola.
Tengo un terreno donde la salinidad me impedía cultivar. A base de lavados mediante riego, he podido reducir este problema y he podido plantar árboles.