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Agricultura y Riego

Conocer y mejorar el terreno agrícola

terreno agrícola

El terreno agrícola es el material fundamental más o menos consistente, en el que las plantas encuentran el soporte que las estabiliza por medio de las raíces y absorben su alimento.
Cuando no se produce de manera equilibrada todo esto, las plantas se colapsan y todos los esfuerzos orientados a la producción resultan inútiles.

El éxito de una cosecha se puede comparar con una fuerte cadena en la que cada eslabón debe mantener la resistencia apropiada para no separarse del resto, ya que la rotura de un eslabón echa por tierra todo lo conseguido.
No basta con utilizar una semilla certificada de calidad, también es fundamental conocer la composición del suelo en el que va a germinar y hacer crecer dicha semilla.

Además de reducir las piedras y mejorar su estructura, el terreno agrícola requiere en su composición:

  • Fracción mineral, trozos o restos de minerales más o menos desintegrados.
  • Materia orgánica formada por restos vegetales y animales.
  • Microorganismos, bacterias, hongos, algas y protozoos.
  • Aire y su composición aportada, el número de partículas contaminantes en suspensión, la lluvia, la humedad ambiente, porcentaje de humedad del suelo…

Es básico conocer el pH del suelo y realizar un análisis de la composición del suelo para detectar sus carencias o excesos y poder contrarrestarlos. Es recomendable controlar mensualmente la evolución del pH utilizando un medidor de acidez y realizar todos los años análisis de suelo a distintas profundidades, siempre en relación con las siembras a realizar.

Son varios los motivos por los que aumenta o disminuye el porcentaje en suelos acidógenos, alterando su pH. Influyen factores como: el riego, drenajes, tratamientos químicos, contaminación atmosférica, tipos de siembra…

Para reducir el pH del suelo que permita a la planta asimilar los distintos elementos existentes de manera dosificada, se puede utilizar el sulfato de hierro en combinación con un buen aporte de materia orgánica y se deben suprimir los fertilizantes alcalinizantes.

También a la hora de mejorar los índices de acidógenos del terreno agrícola, se pueden rebajar aplicando cal o ceniza de leña o aumentar mediante la aportación de azufre o turba.

Los métodos de fertilización también conforman las características del terreno en el futuro. En Liberia por ejemplo, la tierra negra africana grasa y rica en nutrientes, se había considerado natural hasta que los investigadores han demostrado que obedece a siglos de utilizar como fertilización el aporte de carbón, restos vegetales y huesos de animales compostados; incluso tras varios años sin aporte alguno, estos suelos contienen el triple de carbono, el doble de nitrógeno, grandes cantidades de fosfatos y sobre todo, tienen la capacidad de regenerarse conservando su fertilidad durante largos periodos de cultivo ininterrumpido.

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