Juntas elastoméricas y retenes
A nuestro alrededor hay más juntas elastoméricas de las que nos podemos imaginar, en la olla a presión, en los electrodomésticos, en sistemas de riego o de ordeño, en las conducciones de oxígeno de un hospital, en los grifos, en los relojes…
Siempre que es necesario asegurar la estanqueidad de una cámara, recipiente o circuito para evitar la fuga de líquido o de gas, la pérdida de presión o la entrada de contaminantes, resultan imprescindibles las juntas elastoméricas.
A una grúa que mueve varias toneladas, el peso no se le puede caer. Una de las responsables es justamente una pequeña junta de caucho que cuesta unos pocos céntimos. El valor que se le da a la junta suele ser muy poco comparado con el conjunto donde va montada o con la aplicación que soluciona.
Las juntas estáticas y tóricas frecuentes en los sistemas de riego, conducciones hidráulicas, bombas de presión o de inyección, aspersores, reguladores de presión, etc., son las más versátiles y económicas, ofrecen resistencia química, pueden soportar altas presiones y temperaturas, presentan una gran resistencia a la adherencia y una baja fricción.
Las juntas o retenes para ejes giratorios son también muy comunes para infinidad de usos, desde ejes de rotación a alta velocidad hasta ejes alternativos a baja velocidad. En los ejes de salida de reductoras se impone el uso de retenes-rodamiento que garantizan la estanqueidad del aceite al tiempo que acompañan al eje en su giro evitando el desgaste por roce.
Las juntas dinámicas son aquellas donde existe movimiento relativo entre la junta y alguna de las superficies contra las que sella, presentes por ejemplo en todo tipo de cilindros neumáticos e hidráulicos, cajas de engranajes, maquinaria de obra, cilindros de freno, trenes de transmisión…
Las juntas dinámicas al estar sometidas a fuerzas de fricción, sufren mayor desgaste que las estáticas, por ello se aconseja instalar juntas de altas prestaciones, que aporten alta resistencia a la fricción y máxima durabilidad. Las industrias de caucho y plástico están continuamente estudiando cómo mejorar y añadir valor a estos componentes.
Se ha demostrado que la fricción entre dos materiales puede verse reducida mediante el texturizado de una de las superficies, que consiste en realizar microcráteres en la superficie, esta microtextura es capaz de reducir drásticamente el coeficiente de fricción sin afectar a las propiedades de sellado. Estos tratamientos deben ser aplicados mediante un postproceso, habitualmente con técnicas láser. Actualmente se están desarrollando proyectos que persiguen desarrollar un proceso de fabricación de juntas elastoméricas de sellado con fricción reducida, mediante texturizado superficial integrado en el proceso de moldeo.
El desastre del Challenger fue el fallo más sonado de estanqueidad de una junta tórica. La junta de uno de los cohetes de impulsión falló debido principalmente a la sobrecompresión repetida durante su montaje. Las bajas temperaturas de la mañana del lanzamiento, afectaron a las propiedades mecánicas de la junta, que no fue capaz de sellar perfectamente, por lo que se produjo una fuga de gas caliente presurizado, y el trasbordador espacial estalló en pedazos.
En las aplicaciones de contención de lubricante en reductoras, nos ofrece mucha más garantía, utilizar retenes de doble labio.