Comercialización de agroalimentos
Para llevar un producto desde la producción en origen hasta llegar al consumidor final, existen diferentes tipos de agentes y organizaciones. Y es en el comienzo de esa cadena donde están las explotaciones agrícolas.
El insuficiente conocimiento de los mercados en destino, junto con la falta de infraestructuras y la insuficiente política de promoción orientada a los mercados exteriores, son aspectos que deben mejorarse para conseguir una mayor presencia de nuestros productos en el exterior y que se pueda compensar el incremento de las importaciones.
La parte productora encuentra problemas de falta de control sobre los distintos canales de comercialización. Razones: una posición de dominio de las empresas de distribución comercial, aumento del peso de las marcas de distribuidor o marca blanca, escaso margen de negociación frente a la distribución comercial, dificultad para situar un producto en el lineal de ésta, dificultades logísticas provocadas por la ubicación en el medio rural de las explotaciones, o diversidad y variabilidad legislativa existente en las distintas administraciones con competencias en la materia.
Las cooperativas cuentan con ciertas ventajas económicas, impositivas o de fomento que les permite ganar en competencia respecto a otras empresas. Sin embargo, en la mayor parte de los casos el acceso al trato directo con la gran distribución está limitado por su tamaño, sólo salvado mediante fórmulas asociativas de mayor nivel.
En España se consolidan y extienden las llamadas centrales de compra, que son sociedades cuya finalidad consiste en agrupar las compras de sus asociados, a los que además pueden facilitar otros servicios como almacenamiento, transporte o asesoría. A través de ellas se sustituye el papel de otros intermediarios tradicionales dentro de la cadena de valor de los alimentos.
La red de Mercas o mercados en destino para la venta al por mayor cuenta con 23 centros localizados en algunas de las principales ciudades españolas. Se estima que esta red canaliza aproximadamente el 70% de las frutas y hortalizas. Los mayoristas o asentadores en destino se suministran principalmente a través de agentes y comisionistas en origen.
Hay que buscar fórmulas de colaboración responsables entre los agentes que componen distintos eslabones de la cadena de valor, para que partiendo del principio de que todo el mundo tiene que conseguir una renta suficiente con su trabajo, ello no suponga grandes enriquecimientos en determinadas instancias a costa de falta de beneficio en otras, porque a la larga eso supone un menor abastecimiento interno y una mayor dependencia de los productos importados que en muchos casos difieren en calidad con los producidos en nuestro país, estando además sometidos a oscilaciones en algunos casos no justificadas o desabastecimiento.
Los productores en origen de materias primas para la industria agroalimentaria, tienen escaso poder negociador frente a los otros eslabones de la cadena de comercialización por: mayor rigidez en su adaptación al mercado, dimensión, sistemas productivos, condiciones estructurales, agrícolas, climáticas, sanitarias, o de formación complementaria.
Se puede actuar en la cadena de comercialización y reducir el número de intermediarios desde el origen al consumidor final, pero es transcendental la logística en la comercialización de agroalimentos, en muchos casos perecederos, las condiciones de traslado y manipulación son muy importantes para la calidad final y conservación del producto.
En el segmento detallista, que está mayoritariamente dirigido hacia el producto fresco, se constata una especialización por productos, precio, servicio o calidad para poder mantenerse frente a otras estructuras comerciales más agresivas. Algunas explotaciones optan por producir productos con valor añadido, controlando directamente en origen, calidad, selección, manipulado, envasado y transporte hasta destino, con profesionalidad en la gestión y creación de canales comerciales eficientes hacia mercados exteriores.
