Fertilidad del suelo desértico
En Egipto, las zonas destinadas a la agricultura se ciñen exclusivamente a los terrenos arenosos que se encuentran próximos al río Nilo. La gran parte del territorio restante es desierto, por lo que resulta necesario llevar a cabo proyectos que exploren la producción agrícola en suelo desértico.
Cómo hacer fértil el suelo desértico
El abono orgánico es clave para poder conseguir la fertilidad. Se aplica el sistema de pedogénesis, un método por el cual se crea y se mejora el suelo gracias a los microorganismos que hay presentes en el abono que descomponen la sal.
Hileras con toneladas de abono humeante se van removiendo repetidas veces mediante tractor y se van regando con frecuencia. La temperatura del abono no debe superar los 65º, ya que en ese caso, los microorganismos morirían.
En primer lugar, se debe plantar alrededor de la parcela un anillo ancho de árboles, (generalmente serán variedades resistentes a la desertificación) para conseguir sombra y protección contra el viento.
Seguidamente, se cavan hileras y se rellenan de abono, lodo, estiércol de vaca y otras sustancias orgánicas. Finalmente se siembra y se riega.
Riego intensivo contra la salinización y siembras más densas
Se suele utilizar el riego por aspersión o riego por goteo y se alimentan con paneles solares las bombas de elevación del agua subterránea. El riego por goteo reduce el consumo de agua. La aspersión mediante Pivote, al no tener tuberías por el suelo, permite trabajar el terreno libremente con máquinas sobre toda la superficie del campo. Se realizan menos reparaciones y aunque el consumo de agua es más alto, permite siembras más densas, con lo cual los rendimientos se duplican. Además, el riego intensivo protege contra la salinización del suelo.
El abono es la parte fundamental. Al principio del proceso se aplican entre 40 y 50 toneladas por hectárea mezcladas con arena del desierto. Con el paso del tiempo, se va formando una capa de humus de unos 30 centímetros de espesor. Cada temporada se añaden cantidades más pequeñas (unas 10 toneladas por cada hectárea) y se van alternando los cultivos. Es imprescindible evitar el barbecho como forma de impedir que vuelva la desertización.
La plantación suele iniciarse con cultivo de menta (que es robusto y fuerte en la arena húmeda). Durante una temporada se actuará con leguminosa, para después sembrar plantas medicinales o verduras.
En la actualidad, la producción principal en suelo desértico con estos métodos se basa en el hinojo, la alcaravea, el verbasco, el sésamo, el trigo, la berenjena y los tomates.