El riego de baja presión puede afectar a la erosión
Con los sistemas de riego Pivot de baja presión se utiliza un tercio menos de energía que con los sistemas de alta presión. Según un estudio que se desarrolló durante 4 años en la Universidad de Nebraska, también pueden elevar la escorrentía y por tanto la erosión del suelo, a menos que se ubiquen correctamente y trabajen bien.
La conclusión principal del estudio es que con los sistemas Pivot de baja presión se incrementa la tasa de aplicación del agua de riego en el suelo, favoreciendo una mayor escorrentía y una mayor erosión del suelo.
Un Pivot que opera a una presión de 1,8 Bar, si lo comparamos con otro de alta presión que trabaja a 5,6 Bar, puede ahorrar unos 4 litros de diésel por cada 100 metros cúbicos de agua aplicados al cultivo. Con esa misma reducción de presión, se podrían ahorrar 11,7 kilovatios-hora en bombas eléctricas por cada 100 metros cúbicos de agua aplicados. Todas estas cifras consideran que la eficiencia de riego no se ve afectada al pasar de un sistema de alta presión a un sistema de baja presión.
Aplicando 100 metros cúbicos de agua se pueden cubrir 0,4 Has con una profundidad de 25,4 mm. El maíz requiere unos 200-400 mm de agua de riego cada temporada, variando en función del clima y la ubicación geográfica.
Los científicos identificaron que, aunque con los Pivots de riego de baja presión se consiguen importantes ahorros de energía, el potencial aumento en la escorrentía puede plantear problemas de erosión de los suelos, sobre todo en suelos de textura fina con grandes pendientes. A medida que la escorrentía va aumentando, se puede ir reduciendo la eficiencia en el riego, hasta el punto de llegar a anularse los ahorros energéticos de un sistema de baja presión.
El nivel de escorrentía en un Pivot central de baja presión depende de diferentes factores: del grado de infiltración del suelo, de la tasa de aplicación del Pivot y de las prácticas de labranza llevadas a cabo.
Los científicos, en su investigación con pendientes del 3%, descubrieron que había una mayor escorrentía en las parcelas de maíz con Pivots de riego de baja presión equipados con sprays. También evaluaron un sistema de baja presión y un sistema de alta presión, ambos con aspersores de impacto.
Además, los científicos observaron que la escorrentía más cargada de sedimentos tenía lugar en parcelas que habían sido labradas dos veces antes de la siembra y que se regaban con un Pivot de baja presión con sprays. En una de las pruebas, el 29% del agua de riego se perdió por la escorrentía, pero en la gran mayoría de pruebas esta pérdida era inferior al 10%. La mayor pérdida de sedimentos en estas parcelas fue de unos 150 Kg por hectárea, una pérdida no muy excesiva según los científicos. La mayor pérdida de nitrógeno en estas parcelas fue de unos 1,13 Kg por hectárea.
Se detectó una escorrentía del 2% o inferior en parcelas en las que se había pasado el chísel después de la siembra, para aumentar la infiltración del riego aplicado mediante Pivots de baja presión con sprays. En las parcelas que habían empleado la siembra directa, una técnica de labranza cada vez más popular, se detectó una escorrentía del 3-12%.
En otra parte del estudio, los científicos crearon unos gráficos para ayudar a los regantes a seleccionar los lugares más apropiados donde emplear Pivots centrales de baja presión.
La erosión por este motivo es relativa. También habrá que tener en cuenta que a baja presión la descarga es menor.