Riego mecanizado
Los primeros prototipos de Pivots, creados por un agricultor americano llamado Frank Zybach, datan de 1947, pero el verdadero desarrollo del sistema, tanto desde el punto de vista técnico, como comercial, no comenzó hasta que Bob Daugherty, un empresario americano de origen irlandés, compró la patente y se propuso convertir esa idea en algo útil y fiable.
Inicialmente, las máquinas eran de propulsión hidráulica. En 1960 se comenzó la producción en serie y en 1975 aparecieron ya los primeros equipos alimentados mediante electricidad.
Posteriormente, los tubos se comenzaron a galvanizar en caliente y a finales de los años 80 se empezó a pensar en reducir la presión de trabajo para ahorrar energía.
Hoy en día, el riego mecanizado ocupa, después del tradicional y en general ineficaz riego por inundación, el mayor porcentaje de superficie irrigada del mundo, lejos de otros sistemas de riego.
Las máquinas de riego, sobre todo los pivotes, pero también y en creciente proporción los sistemas de avance frontal o lineales, se han convertido en máquinas sólidas, fiables y sobre todo rentables para los agricultores. Rentables, no solamente desde el punto de vista económico sino también desde el punto de vista de calidad de vida.
Con la tecnología actual y mediante el equipo de riego mecanizado, el usuario puede, no sólo realizar una aplicación eficiente de agua, sino además aportar fertilizantes o incluso utilizar determinados residuos procedentes de industrias agrarias o explotaciones ganaderas para su regadío o simplemente para deshacerse de ellos de una manera compatible con el medio ambiente.
Para los usuarios de equipos de riego mecanizado, quedaron lejos los tiempos de los madrugones intempestivos y las interminables labores de preparación del terreno para poder regar. Igualmente desaparecieron los obstáculos que suponen otros sistemas de riego instalados de forma permanente o semi-permanente en las parcelas, o los complejos sistemas de filtración para evitar los casi siempre inevitables atascos en los emisores.
La simplicidad, robustez, adaptabilidad, versatilidad y sobre todo, la elevada eficiencia de aplicación de agua es la razón de ser de los sistemas de riego mecanizado. Un buen material de partida y un mantenimiento mínimo pero adecuado, sobre todo en lo que concierne a la carta de aspersión, elemento primordial para conseguir una buena eficiencia de riego y por tanto unos buenos rendimientos, permitirán una larga y productiva vida de los equipos.
El objetivo del riego mecanizado es contribuir de una manera decisiva a que el uso del agua de riego se haga de una manera eficaz, preservando un recurso, crecientemente demandado y costoso, pero también ayudando a la mejora de los rendimientos agrícolas y al bienestar de todos los implicados en la práctica del riego.
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