Acelga y espinaca, cultivos en expansión
La demanda de acelga y espinaca
La demanda de la espinaca y la acelga por parte de las industrias agroalimentarias ha crecido de una forma muy notable en los últimos años, con destino al envasado, congelado o procesado en fresco para la “cuarta gama” (troceadas y limpias en bolsas o en bandejas). Aunque se ha tratado siempre de cultivos minoritarios, son cultivos en expansión que han suscitado nuevos intereses que redundan en la mejora de las variedades y la productividad. Ante esta creciente demanda en Europa, España se ha convertido en un país que exporta acelga y espinaca al norte y al centro de la zona comunitaria.
Variedad y clasificación
Las acelgas tienen una diversidad limitada, no hay demasiadas variedades que se cultiven. Además, se clasifican en función del color, del tamaño de las hojas y pencas, así como de la recuperación en el corte de las hojas. Las variedades más apreciadas son la amarilla de Lión y la verde Bressane de penca blanca, ambas tienen unas hojas onduladas grandes y pencas blancas que están muy desarrolladas.
En cuanto a las espinacas, las hay de verano y de invierno, pero el criterio de clasificación más habitual consiste en distinguir entre las variedades de hoja rizada (se comercializan frescas y crecen en invierno) y las variedades de hoja lisa (su consumo está bastante más extendido, se emplean en el mercado del congelado y en la industria conservera).
El cultivo de acelga y espinaca
Para el cultivo de la acelga y de la espinaca es necesario realizar previamente labores en la tierra, cavándola o trabajándola con el cultivador para que se airee y añadirle el abono, ya sea orgánico o químico.
Mientras que las espinacas sólo se pueden sembrar, las acelgas se pueden sembrar o plantar indistintamente. Si se siembran, se ponen de dos a tres semillas por golpe y las plantas tardan a nacer entre 10 y 15 días. .
De cada una de las semillas nacerán varias plantas, ya que son poligérmicas. Cuando ya han echado tres o cuatro hojas, hay que eliminar las sobrantes para que las que queden tengan un desarrollo apropiado.
La planta de la acelga hay que regarla con frecuencia sobre todo en verano (cada 7-10 días). La espinaca necesita menos riego: en invierno, si el tiempo es húmedo, puede aguantar dos o tres meses sin agua.
La recolección tiene que ser cuidadosa, ya se realice de forma manual o mecánica, y, sobre todo, no hacerse después de haber realizado un riego, puesto que se dañarían las plantas.
Los dos productos son muy perecederos, no son verduras aptas para permanecer mucho tiempo en cámaras de conservación. Se trata de productos muy delicados que no soportan el almacenamiento, ni siquiera en condiciones óptimas de temperatura y humedad. Las espinacas se comercializan congeladas, preferentemente, ya que son especialmente aptas para este formato, pues no pierden sus propiedades ni su textura.
Además de vitaminas C, E y B, y muy ricas en betacaroteno (sobre todo las espinacas), las acelgas y espinacas son las verduras con más vitamina A. Aportan calcio, hierro, potasio, magnesio, yodo y fósforo. También tienen un elevado contenido en ácido fólico y antioxidantes.
Estoy muy contento con mi última producción de espinaca. Ha salido rentable económicamente.