Biomasa: fuente de energía renovable ecológica
La biomasa, también llamada materia viva, es una fuente de energía renovable ecológica que tiene grandes posibilidades de futuro. La energía que contiene se libera al descomponerse o al degradarse.
Tipos
La biomasa natural es aquella que se produce de una forma espontánea en la naturaleza, por ejemplo tras la poda de un bosque. A partir de los residuos derivados de la actividad agrícola y forestal o de la industria alimentaria (cáscaras de almendra, orujillo, serrín) se produce la biomasa residual seca, que tiene un mayor interés para el aprovechamiento industrial. La biomasa residual húmeda surge de vertidos biodegradables, como son las aguas residuales o los excrementos del ganado. A partir de determinados cultivos energéticos como el cardo y el girasol se obtiene biomasa transformable en carburantes como el etanol. Se pueden utilizar sistemas termoquímicos como la combustión o la pirólisis, que aplican calor en la biomasa seca y también métodos biológicos que emplean diversas formas de fermentación. Mediante estos sistemas se puede aprovechar el excremento del ganado para generar la energía necesaria en las explotaciones agrícolas.
Puede emplearse como fertilizante en labores agrícolas, además de generar energía renovable y ecológica y ayuda a evitar la degradación del suelo cuando se implantan cultivos energéticos en tierras abandonadas. La Asociación Europea de la Industria de la Biomasa y el Fondo Mundial para la Naturaleza, indica que la biomasa permitirá reducir las emisiones de CO2 en cerca de mil millones de toneladas anuales, y podría satisfacer, dentro de 15 años, el 15% de la demanda eléctrica de los países industrializados. La biomasa también permite resolver el problema del tratamiento de residuos en el caso de la residual húmeda. Su utilización energética también contribuye a la creación de puestos de trabajo en el medio rural.
Respecto a otros tipos de fuentes de energía renovables, como la eólica o la solar, la ventaja de la biomasa es que puede ser almacenada y utilizada cuando se necesita. Para poder ser viable se necesita una fuente cercana a precios razonables y consumos energéticos suficientes que garanticen la rentabilidad de la instalación.
Es el recurso económico más importante en algunos países. Por ejemplo, en la Unión Europea se está apostando cada vez más por esta fuente de energía (un litro de gasolina equivale a tres kilos de biomasa), siendo Francia, Suecia y Finlandia los países europeos que más consumen. En Brasil, la caña de azúcar se transforma en etanol y en la provincia de Sichuán, en China, se obtiene gas a partir de estiércol.
Actualmente, la biomasa en España supone algo más de la mitad de las energías renovables, aunque está previsto que esta proporción se incremente en los próximos años. Andalucía es la Comunidad Autónoma con más potencial para la generación de energía a partir de la biomasa.
Toda producción de energía es bien recibida y más si se utilizan recursos que de otra forma se perderían sin beneficio alguno.