Conservación de la patata
Tras el esfuerzo de producir cultivos de calidad, se debe prestar atención a los pasos siguientes, como la manipulación y el almacenaje de los frutos una vez cosechados.
Para preservar la máxima calidad del producto hay que seleccionar y comercializar de forma inmediata tras la recolección, garantizando las mejores prestaciones para el consumidor.
En el caso concreto de las patatas, ya sean para su comercialización o para utilizar como semilla en ciclos nuevos de cultivo, pueden surgir ciertos casos en los que haya que almacenar patatas durante un tiempo, bien por razones de mercado o en el caso de la papa destinada a siembra, por razones de incertidumbre o falta de predicción climatológica. Una mala conservación de la patata podría producir una pérdida rápida de calidad y por tanto del valor del producto o en el caso de pretender usarla como semilla, poner en peligro la productividad de la siguiente cosecha.
Cómo guardar las patatas
Almacenar patatas requiere de un control exhaustivo y concretamente, de cuatro factores fundamentales: humedad relativa, luz, temperatura y ventilación.
Humedad relativa
La patata requiere en su almacenaje de una humedad relativa alta de entre el 90 y el 95% para conservar su calidad y su firmeza. En el momento en que la humedad relativa es inferior al 90% la pérdida de peso aumenta considerablemente.
Luz
Los tubérculos deben almacenarse en la oscuridad, lejos de la luz. Expuestos a la luz se vuelven verdes, esta coloración es clorofila e indica que en la patata empieza a formarse un compuesto llamado solanina que puede ser tóxico consumido en grandes cantidades.
Temperatura
En la conservación de la patata, la temperatura ideal debe oscilar entre los 4ºC y 7ºC. El calor durante el almacenaje aumenta la transpiración y la respiración incrementando la pérdida de agua. Temperaturas elevadas pueden producir la germinación, reduciendo de este modo la calidad de los tubérculos. Por contra, temperaturas demasiado bajas pueden cambiar su color a gris o negro reduciendo su calidad y vigor.
Ventilación
Por último, la ventilación es fundamental en su almacenaje. El movimiento del aire ayuda a mantener la temperatura y la humedad deseadas y evita la aparición de hongos y bacterias; una buena aireación contribuye a evitar que se forme condensación en el almacenaje.
En general, las patatas deben ser almacenadas en lugares bien ventilados, frescos, oscuros y húmedos. Evitar la pérdida excesiva de humedad o el encogimiento y la pudrición de los tubérculos, requiere el control en su almacenaje de estos elementos críticos: la temperatura ambiente, la humedad relativa, la entrada de luz y el movimiento de aire.