Cultivar sin suelo
Una gran empresa que se dedica al transporte de mercancías por vía marítima, prefiere comprar los contenedores nuevos en el puerto de origen. Esta opción resulta más económica que reexpedir los contenedores vacíos de vuelta a Asia para volver a traerlos hacia Europa o hacia América cargados de productos. Esta situación provoca que muchos contenedores se queden en destino. Así se forma un parque amplio de contenedores que se pueden utilizar para nuevos usos y a precios bajos.
Cultivo vertical por aeroponía
Una empresa española ha desarrollado una gran idea partiendo de los contenedores de transporte marítimo. Ha conseguido cultivar sin suelo con unidades autónomas de cultivo vertical mediante la aeroponía. En estos cultivos, las plantas (fresa, plantas de hoja verde como lechuga, cannabis medicinal, azafrán…) crecen con sus raíces suspendidas en el aire sin necesidad de suelo y permitiendo producir cerca del mercado final (evitando los transportes).
Dentro de los contenedores se instalan tubos verticales en los que se siembran las plantas y un sistema de riego uniforme que aporta los nutrientes con la solución acuosa atomizada en el aire.
Estos contenedores se diseñan para optimizar al máximo el espacio interior y obtener la mayor producción. Por ejemplo, la producción estimada de fresa sería de 6.000 a 6.300 plantas por contenedor, es decir, tres contenedores producirían la misma cantidad de fresas que una hectárea de tierra.
Con este sistema se generan las condiciones medioambientales que el cultivo requiere: longitud de onda de la luz, humedad, nutrición, concentración de dióxido de carbono, PH, etc… Además, se pueden emular las condiciones de estrés hídrico o de temperatura también con el fin de provocar la floración o la generación de determinados metabolitos. Todo este proceso de cultivar sin suelo puede ser controlado a través de una plataforma IoT que el agricultor gestiona de forma remota desde su ordenador, tablet o móvil y el cultivo no está expuesto a las incertidumbres de la agricultura tradicional. Además, al ser cámaras aisladas, no serán necesarios productos fitosanitarios o químicos para proteger las plantas de parásitos o patógenos.
Ventajas de cultivar sin suelo
La climatología exterior no afecta a estos cultivos, por lo que se puede producir en cualquier momento del año variedades diferentes a las de la zona y fuera de las temporadas habituales. Este hecho puede ayudar a obtener un mejor precio de venta.
El cultivo en contenedores garantiza la reducción de consumo de agua, ya que tienen una eficiencia hídrica del 90-95% respecto al cultivo en suelo. También disponen de un sistema de condensación de la humedad relativa del ambiente que permite regar las plantas sin emplear agua corriente, ni agua subterránea.
Además de optimizar el espacio interior, requieren muy poca mano de obra, puesto que los tubos en los que crecen las plantas se desplazan mediante unas guías hacia la puerta del contenedor donde se encuentra el operario, que puede plantar, recolectar, etc., sin moverse de su sitio y sin tener que agacharse.
El precio del contenedor completamente habilitado para producir se estima en unos 100.000 euros/unidad.