Cultivo de borraja
El cultivo de borraja, (cultivo aragonés), disfruta de unas cualidades organolépticas excepcionales. Hoy día se encuentra en su máximo esplendor y es muy demandada en los mejores restaurantes de España.
Es una planta anual o bianual que crece de forma espontánea por toda la Península Ibérica, aunque su cultivo se limita a las huertas aragonesas, las navarras y riojanas. Tiene un tallo ramificado con hojas ovaladas alternas, con mucho vello, de entre 20 y 60 cms. de altura. Sus largas hojas crecen en forma de roseta. Sus partes más activas contienen taninos, saponinas, mucílagos, ácido salicílico… y sustancias minerales.
Es una planta diurética, sudorífica y antinflamatoria, a la que se le atribuyen propiedades estimulantes del organismo. Tiene capacidad para reducir el exceso de colesterol en sangre, aliviar los dolores y regular el sistema hormonal y el metabolismo. Fundamentalmente, se utiliza en la preparación de recetas variadas, para enriquecer guisos o para elaborar sopas vegetales. Es saludable y apta para todo tipo de regímenes por su baja aportación calórica.
De la borraja se aprovecha incluso la flor, que también es comestible y con la que se puede elaborar una bebida muy tonificante.
Recomendaciones para el cultivo de borraja
En la preparación del terreno para plantaciones de verano-otoño se realizan labores en profundidad con suelo seco y es recomendable pasar subsolador y cultivador. Requiere suelos que drenen bien, evitando cultivar en zonas de posible encharcamiento o que supongan dificultad para un riego adecuado. Se plantan en marcos de 30×30 centímetros, utilizando planta con un desarrollo de 4 a 5 hojas y enterrando dos tercios del taco. La temperatura óptima de crecimiento para esta planta es de 16 a 22º centígrados y se hiela por debajo de -7º centígrados.
Requiere una aportación de estiércol de 2 a 3 Kgs. por metro cuadrado y es un cultivo exigente en nitrógeno; generalmente suele ser suficiente un abonado nitrogenado hacia los 60 días de cultivo.
La producción oscila de 6 a 8 Kgs. por metro cuadrado.
Aplicación del riego
Aunque no es un cultivo exigente en agua, tampoco admite periodos de escasez (deshidratación). Tras la plantación, hay que regar en profundidad pero con precaución, ya que esta planta es muy sensible al exceso de humedad en el primer mes, hasta el punto de frenar su crecimiento en zonas con encharcamiento.
Después, se realizarán riegos espaciados y cortos, generalmente durante las horas centrales del día y al atardecer.
El riego debe aumentarse con el desarrollo de la planta, principalmente en su etapa final de crecimiento y 8 o 10 días antes de la recolección.