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Agricultura y Riego

El guisante, bueno para la salud y la tierra

guisante

El guisante es una leguminosa, cuyo tratamiento agroindustrial ha permitido colocarlo en todas las mesas.

Es fuente de minerales y fibra, además de unas cantidades nada desdeñable de azúcares. Cada 100 gramos aportarán entre 90 y 100 calorías y contienen importantes cantidades de hidratos de carbono, especialmente de almidón. Su aporte proteico es aceptable, aunque no tan importante como en otras legumbres.

Otra de sus virtudes es su elevado contenido en fitosteroles (son unas moléculas que dificultan la absorción del colesterol y que además favorecen su eliminación).

Bueno para la tierra

El guisante, además de ser saludable para las personas y los animales, enriquece la tierra. Al igual que otras plantas como la alfalfa y otras leguminosas, el guisante fija el nitrógeno en la tierra, por lo que resulta muy aconsejable para alternarlo con otros cultivos. Algunos agricultores de Los Monegros, alternan guisantes y maíz, consiguiendo un rendimiento medio por hectárea de unos 5.000 Kilos.

Tipos de guisantes

En general, los guisantes se clasifican en dos tipos atendiendo al tipo de grano: de grano liso (son los que se suelen congelar) y de grano rugoso (más dulces y habitualmente utilizados para el enlatado). También se pueden distinguir entre guisantes verdes, marrones y amarillentos, atendiendo a su color.

Bisalto o miracielos

El bisalto es una variedad de guisante característica por su vaina tierna, que permite comerlos enteros. Se comen mirando al cielo, dejando sólo las hebras y el rabillo, es por eso que hay quien los llama “miracielos”.  El también conocido como tirabeque, es de color verde claro, la vaina es larga (tiene entre 6 y 9 granos) y muy ancha; es carnosa y muy suave, por lo que se come, junto con las semillas, a modo de verdura. En Aragón, se comen simplemente, cocidos y con un poco de aceite.

Conservas de guisantes

El sistema de producción de las conserveras de guisante comienza en octubre, con la selección de los campos en los que se realizará la siembra y que estarán preparados para la recolección mecanizada. Se elige la simiente, teniendo en cuenta que para la lata, las más adecuadas son las variedades muy finas y de grano pequeño. Se procede a la siembra, se realizan los riegos, los tratamientos y se recogen en su punto óptimo de maduración. La recolección es la parte más delicada del proceso, ya que el guisante que se recoge tarde tiene más almidón y es más duro. Una vez conseguido un producto uniforme en tamaño y dureza, los guisantes se escaldan, se lavan, se revisan, se embotan en latas y se cuecen en el autoclave.

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