Es el momento del girasol
La invasión de Rusia en Ucrania ha provocado el cierre del “granero de Europa”, y esto a su vez la escasez de cereales y oleaginosas.
Ante toda esta situación, la Comunidad Económica Europea está incentivando la producción de estos productos (el maíz y el cereal) incluso en los hasta ahora obligados barbechos.
Los cultivos de verano como soja, maíz, girasol, alfalfa y arroz, han incrementado sus precios por el encarecimiento de los piensos. El incremento de las cotizaciones de los cereales ha revalorizado la torta y la harina de girasol y ha arrastrado a la pipa al alza.
El consumo de aceite de girasol ha incrementado considerablemente debido al aumento de la demanda de la industria alimentaria. Se trata de un componente principal en la industria conservera de pescado y para los productos con alto valor oleico. Además, se está incrementando su uso en sustitución del denostado aceite de palma en sectores como la bollería, galletas, dulces, aperitivos, precocinados, aperitivos, etc.
La situación actual va a potenciar la expansión en la producción extensiva de girasol en regadío y en secano.
El girasol resiste bien el calor y necesita menos agua que el maíz. Su coste de producción es menor que otros cultivos de rotación porque requiere menos fertilizante. Ayuda a combatir las malas hierbas y aguanta bien las tormentas de verano. Sus raíces rectas y gruesas, además de conservar el agua con más facilidad dada su gran profundidad, toman los nutrientes de las capas más profundas de la tierra, reservando los nutrientes superficiales para la producción de otros cereales en la próxima campaña.
El girasol es un cultivo muy rústico, con condiciones agronómicas muy adecuadas para la rotación. Es un producto que ha evolucionado exponencialmente y que ofrece muchas variedades de semillas: oleicas o alto oleicas, linoleicas y con resistencia a los herbicidas.
En cuanto a su producción, se pueden obtener rendimientos de 3.000 kilos por Ha. en regadío. En cultivo de secano, si el verano es generoso en lluvias, entre 500 o 700 kilos por hectárea. Las cotizaciones llegan a alcanzar los 600 euros por tonelada.
La guerra en Ucrania, el mayor exportador de girasol, ha vuelto a dar protagonismo a esta planta, tanto para consumo humano como para elaborar piensos. Además, este año los costes de producción han elevado el gasto que exige la producción de maíz y la falta de lluvias ha empeorado la disponibilidad de agua para regar. El impulso definitivo al girasol se lo ha dado la Comisión Europea al eliminar la obligatoriedad que existía hasta la fecha de dejar un 5% de las tierras sin cultivar (en barbecho), para que los nutrientes y la composición química del suelo se repongan antes del siguiente cultivo.
El mercado de aceite de girasol está demandando una mayor producción de esta planta.