Tomate para industria
El cultivo hortícola de tomate para industria ha ido evolucionando con la obtención de variedades nuevas, con la aplicación de diferentes técnicas de cultivo y con la adaptación a las preferencias del consumidor.
Rentabilizar el cultivo de tomate para industria requiere aumentar la producción, la homogeneidad y la calidad del fruto. Incorporando las técnicas de agricultura de precisión e instalando sensores en el campo, se podrá manejar con eficacia el cultivo de cada una de las zonas diferentes. Conocer las cualidades del terreno ayudará a mejorar el riego y la fertilización. A lo largo de la campaña, se deberá ir evaluando el cultivo para obtener información del desarrollo fenológico y determinar aquellas zonas del terreno con características diferentes. Esto permitirá ajustar de forma localizada la dosis de riego, el abonado y los tratamientos fitosanitarios.
Se trata de uno de los cultivos más importantes del mundo y resulta muy rentable si se obtienen buenas producciones. Sin embargo, con este cultivo se puede perder bastante si no se obtiene una buena cosecha.
Una mala cosecha puede estar ocasionada por un mal manejo agronómico, las condiciones meteorológicas, la polinización, el cuajado, o la formación y sanidad de los frutos. Los precios al productor actuales alcanzan los 80 euros/tonelada y para cubrir los costes de producción se deben obtener producciones superiores a las 75 toneladas/hectárea. Actualmente, se están obteniendo en California hasta 128 toneladas/hectárea.
Recomendaciones en el cultivo de tomate para industria
Este cultivo está totalmente mecanizado desde que se siembra la semilla en las bandejas de los semilleros hasta la recolección con cosechadoras con selector de color y cinta de tierra.
La calidad de los frutos es también muy importante y muy apreciada por la industria. El llamado grado Brix, aumento del contenido de sólidos solubles, disminuye los costes en la concentración del producto. Para aumentar este grado, resulta eficaz el riego deficitario (aplicar dosis de riego por debajo de las necesidades del cultivo). Esta estrategia debe ir acompañada de la investigación del cultivo en manejo de suelo, riego, fertilización, plagas y enfermedades.
La tecnología auxiliada por GPS permite mejorar la preparación del terreno y ajustarlo a las diferentes necesidades de cada zona de la parcela. Por ejemplo, con la conductividad eléctrica aparente del suelo, se pueden tomar puntos de forma masiva y elaborar un mapa de toda la parcela. Este mapa puede incluir la textura del suelo y el contenido de agua útil en las distintas zonas. Esto facilitará el diseño del riego y evitará situaciones de estrés en las zonas arenosas o exceso de riego en las arcillosas.