El riego del algodón
Existen dos tipos de cultivo de algodón: el cultivo de temporal (lluvia) y el cultivo bajo riego.
El cultivo de temporal se practica en las regiones con una temporada de lluvias abundantes (en el África subsahariana, India, China…), algo que es esencial para el crecimiento del algodón, y donde existen pocas posibilidades para el riego de tipo complementario.
El cultivo bajo riego consigue crecimientos que pueden ser hasta tres veces mayores, ya que los aportes de agua están regulados. Más del 50% del algodón mundial se produce bajo riego.
El agua es un recurso cada vez más escaso, por ello, cada vez más se usan métodos de riego que consumen menos agua. El riego por aspersión, los Pivotes centrales, los sistemas de riego por goteo y el fertirriego son técnicas económicamente factibles utilizadas en muchos países. Consiguen rendimientos altos en distintas situaciones agroecológicas, además de poder economizar el consumo de agua, mejorando la calidad de las fibras de algodón, en comparación con el método tradicional de surcos con riego a pie.
En un estudio desarrollado en Turquía, efectuando el riego del algodón con estos sistemas en 11 Has, se consiguió un aumento en los rendimientos de granos de algodón de 5,5 a 5,8 toneladas por hectárea (un 33% más que con el método de riego por surco o riego a manta) registrándose un ahorro de agua del 30%, un consumo de energía un 20% inferior y una reducción del 15% en costes de mano de obra.
Cómo lograr altos rendimientos en el cultivo de algodón
Las necesidades de agua durante el ciclo de desarrollo del cultivo de algodón se calculan en 350-900 mm/Ha, bajo diferentes condiciones climáticas y según la duración del periodo de crecimiento (150-210 días), con un promedio de evapotranspiración diaria de 4 a 8 mm/día. La programación del riego usando la tasa de crecimiento diario o la medición del potencial de agua de la hoja con una cámara de presión, permite hacer un uso eficaz del agua, de los fertilizantes y de los insumos energéticos.
El algodón requiere una gran cantidad de nutrientes. El objetivo del programa de fertirriego consiste en descubrir el déficit entre la demanda diaria de nutrientes de la planta y la oferta disponible en el suelo. La capacidad del sistema de riego de gestionar aportes frecuentes de elementos nutritivos mediante el fertirriego, de acuerdo con las diferentes etapas de crecimiento del cultivo, proporciona a los agricultores la capacidad de actuar según las necesidades cambiantes de la planta.
Otras prácticas óptimas en la gestión del agua son: la programación del riego, la protección del cultivo contra plagas y enfermedades, el control de la maleza en caso de ser necesario, la defoliación, la cosecha y las diferentes operaciones post-cosecha que sean necesarias para reducir las pérdidas de rendimiento.