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Filtro de retrolavado automático

filtro de retrolavado

La función principal de un sistema de filtración es evitar que lleguen partículas al emisor de agua. Ya sean las boquillas de los aspersores o goteros.

Al instalar un filtro de retrolavado automático, se pretende siempre una filtración fluida y sin interrupciones en el proceso de contra lavado. Que ahorre tiempo, agua y mano de obra. Las condiciones de una instalación de filtrado pueden variar con el tiempo y afectar al funcionamiento del equipo.

Para garantizar un buen retro lavado automático en los sistemas de filtración, hay que tener en cuenta una serie de aspectos.

Elegir correctamente el filtro de retrolavado

Para determinar el sistema más adecuado, hay que conocer bien la calidad del agua a tratar, el destino o uso del filtrado y las características hidráulicas de la instalación.

El agua a filtrar puede contener partículas que dificulten el proceso de filtrado o de contra lavado. Una concentración excesiva de sólidos suspendidos o una cantidad desproporcionada en materia orgánica, pueden llegar a colapsar un filtro automático.

La existencia de materia orgánica en el agua puede requerir tratamiento fisicoquímico previo a su entrada en los equipos. También existen técnicas muy desarrolladas como la decantación, la coagulación o la floculación.

Para garantizar el correcto funcionamiento del filtro de retrolavado, es necesario saber cuándo instalar equipos de mallas, de anillas, de arena o micro filtración.

La clave de un buen funcionamiento de limpieza es la presión

Los filtros automáticos funcionan a presión. Realizan el contra lavado automático con la propia agua filtrada. Por lo tanto es fundamental que la presión y el aporte de agua filtrada vaya acorde a las especificaciones técnicas que exige el fabricante.

Presión en salida

La mayoría de los sistemas de filtración requieren una presión constante de salida (que no debe confundirse con la presión de entrada) de 2,5 Bar durante el proceso de limpieza. Los filtros de anillas necesitan 1,5 Bar, los filtros eléctricos de malla 1 Bar y los equipos de arena admiten una menor presión.

En el filtro automático de mallas, las boquillas de limpieza limpian la suciedad del cartucho filtrante. Debe haber presión suficiente (mínimo 2,5 Bar), para expulsar las partículas incrustadas en la malla que la propia fuerza del flujo del agua pega contra ésta. En las anillas se necesitará presión en la salida para poder despegar la suciedad que se queda en ellas cuando se invierte el flujo del agua y ésta sale por los orificios de la torre de anillas. En los filtros de arena se requiere una presión suficiente para remover perfectamente la arena y que salga la suciedad acumulada en el lecho filtrante. Siempre es aconsejable una presión de entrada superior a la que se requiere en salida.

Presión diferencial

Es la presión entre la entrada de agua bruta y la salida de agua limpia. Esta diferencia determina la cantidad de suciedad que dejaremos acumular en el filtro antes de darle la orden de limpieza, parámetro que podemos programar.

Por lo general, debe ser de 0,3 Bar en filtro de malla, 0,4 Bar en filtro de anillas y 0,5 Bar en filtro de arena.

Cuando la diferencia de presión entre la entrada y la salida sea la que hayamos establecido, el programador enviará la orden de limpieza al filtro.

La presión diferencial la determinará también la carga y el tipo de suciedad que tenga el agua. Las partículas inorgánicas sólidas son más fáciles de limpiar que las orgánicas.

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