Goteo subterráneo en viña
La instalación de sistemas de goteo subterráneo en viñedo tiene muchas ventajas:
- Mejora la producción y la rentabilidad.
- Ahorra agua al disminuir o evitar la pérdida de agua por evaporación superficial.
- Disminuye la presencia de malezas, ya que no moja la superficie del terreno.
- Reduce la necesidad de tratamientos con herbicidas contra las malas hierbas.
- Minimiza la presencia de enfermedades y de plagas al reducir la humedad en el tallo y las hojas de la planta.
- Evita los daños producidos por roedores y pájaros en una instalación superficial.
- Permite el uso de maquinaria sin dañar las tuberías de goteo (tractores, aperos inter-cepas…).
- Mejora la nutrición de la planta al administrar el agua y nutrientes directamente al sistema radicular.
Diseño de un sistema de goteo subterráneo en viña
Es necesario partir de un buen plano topográfico de la finca que detalle las curvas de nivel. El diseño tras el bombeo deberá constar de: filtración, contador o medidor de caudal, equipo de fertilización, válvulas y líneas de tubería de goteo con goteros integrados autocompensantes.
Es muy importante no sobredimensionar las tuberías (velocidad máxima en secundaria 2,5 m/s, velocidad mínima 1 m/s) para evitar el encarecimiento innecesario y el mayor tiempo de llenado que a su vez conlleva una menor uniformidad de riego.
No deben diseñarse sectores muy grandes. El manejo será más preciso con un tamaño menor, las tuberías se llenarán antes y mejorará la uniformidad de riego. Es recomendable ubicar las electroválvulas de apertura en la parte alta de los sectores y prever el drenaje del sistema.
Las líneas de goteo subterráneo deberán enterrarse en la segunda o tercera temporada de cultivo, a una profundidad de entre 25 y 50 centímetros y a una distancia de entre 40 y 50 cm. de la hilera de cepas. Nunca se deben colocar a la altura por la que presumiblemente pasarán las ruedas de la maquinaria agrícola.
Componentes de una instalación de riego por goteo enterrado
- Contador. Imprescindible para controlar el consumo de agua y detectar posibles problemas de riego.
- Válvulas de aire o ventosas. Se recomienda la utilización de una ventosa trifuncional en la cabecera de riego, así como de ventosas cinéticas en los puntos altos y críticos de la red de tuberías.
- Válvulas de lavado en colectores. Se deben unir los finales de las líneas de goteo en los colectores e instalar válvulas de lavado automatizadas o manuales.
- Goteros autocompensantes. De bajo caudal (0,6 – 1 – 1,6 – 2,3 l/h) sobre todo en suelos con baja infiltración, que garanticen una buena uniformidad de riego, con mecanismo antisifón para evitar la entrada de agua o suciedad por succión o inundación y que dispongan de barreras físicas anti-raíces.
- Separación entre goteros. Entre 0,75 y 1 metro para suelos arcillosos, entre 0,50 y 0,75 metros para suelos francos y entre 0,30 y 0,50 metros para suelos arenosos.
- Equipo de inyección de fertilizantes. Para sacar el máximo partido a la instalación con la aportación de nutrientes en el agua de riego.
Antes de iniciar la instalación, conviene realizar pruebas en 20 metros para comprobar que la zanja tiene la profundidad deseada y que el apero no va a dañar la tubería.
Ante la presencia de materia orgánica en los goteros, deben realizarse tratamientos con cloro o con agua oxigenada preferentemente. Ante problemas de cal, los tratamientos con ácido (preferentemente nítrico) son los más adecuados y ante la intrusión de raíces en los goteros, es recomendable realizar aplicaciones bajas de pendimetalina (1,8 gramos por gotero).