Infiltración del agua y redistribución
Los suelos con una conductividad hidráulica por debajo de los 0,25 cm/hora desaguan mal. Por contra, aquellos que tienen una conductividad por encima de los 25 cm/hora no conservan el agua lo suficiente como para que las plantas crezcan bien. Los procesos más importantes que inciden en la transferencia de agua en el suelo son la infiltración y la redistribución.
Infiltración del agua
Se denomina así al proceso de entrada de agua en el suelo y es de vital importancia durante la aplicación del riego. Se llama infiltrabilidad a la velocidad o tasa de infiltración y normalmente se mide en mm/hora.
La infiltración puede implicar un movimiento de agua:
-
- Vertical, como ocurre en riego por aspersión o por inundación.
- Vertical y horizontal, como ocurre en riego por surcos.
- Tridimensional, como ocurre en riego por goteo.
La infiltración de agua en el suelo es un proceso complejo que depende principalmente del tiempo de infiltración, del contenido inicial de agua en el suelo así como de la historia del humedecimiento previo, de la conductividad hidráulica saturada, del estado de la superficie del suelo y de los cambios que experimenta durante los riegos sucesivos y demás labores de cultivo, también del aire atrapado durante el proceso de aplicación de agua.
La infiltración acumulada, que normalmente se mide en mm, representa la cantidad total de agua que ha pasado a través de la superficie del suelo en un tiempo determinado.
En el caso concreto de la infiltración vertical típica del riego por aspersión, considerando una columna homogénea y suficientemente profunda de suelo bajo una lámina de agua de altura constante, el flujo de agua que entra en el suelo, llamado tasa de infiltración, disminuye con el tiempo. Esta disminución es principalmente debida a la reducción de los gradientes hidráulicos en la superficie del suelo pero también puede verse afectada por otros factores como el sellado o encostramiento de la superficie del suelo.
La velocidad de infiltración tiende a incrementarse cuanto más gruesa es la textura del suelo, ya que ésta condiciona la porosidad total y la distribución de poros, pero también varía con la estructura al condicionar los macroporos y algunas condiciones superficiales como el encostramiento o el sellado.
La rotura de agregados en suelos de débil estructura (por dispersión con el agua, por rotura al impacto o por erosión) y el hinchamiento de las arcillas produce un progresivo sellado de la superficie del suelo y una bajada brusca de la velocidad de infiltración.
Redistribución del agua después de la infiltración
El proceso de redistribución comienza una vez que ha finalizado la infiltración. Al acabar la infiltración, el movimiento de agua en el suelo continúa en función de los gradientes de potencial hidráulico, tendiendo a que estos se igualen. Las capas superficiales, inicialmente húmedas, pierden agua mientras que otras más profundas aumentan su humedad. Puesto que progresivamente disminuye la fuerza motriz, el movimiento del agua se ralentiza tras un periodo de tiempo relativamente corto. La redistribución se hace más o menos rápida según el tipo de suelo.