Transpiración y sistemas de riego

El término evapotranspiración hace referencia a la evaporación y la transpiración. La transpiración es fundamental para el crecimiento vegetal, es el agua que pasa desde el sistema de raíces de las plantas hacia el tallo, después a las hojas y finalmente a la atmósfera.

Hay diferentes investigaciones que demuestran que, en un clima y en una ubicación concreta, los cultivos vegetales van a producir un rendimiento proporcional a la cantidad de agua transpirada. Un campo de alfalfa con estrés hídrico no va a producir tanto como un campo adyacente que no esté estresado.

Existe un límite en las tasas de transpiración de los cultivos dependiendo de las condiciones climáticas: radiación solar, viento, temperatura y humedad relativa, así como de la fertilidad del suelo. No se puede forzar un cultivo a que transpire más agua de lo que la atmósfera es capaz de absorber y transportar. El pico en las tasas de transpiración durante el verano, suele variar desde un cuarto a media pulgada por día, dependiendo del clima y del cultivo.

El uso hídrico de los cultivos (transpiración) con un “sistema de riego ineficiente” es el mismo que con un “sistema de riego eficiente”. Las ineficiencias de un sistema de riego se deben a: pobres uniformidades de distribución en la aplicación de agua, pérdidas irrecuperables con la evaporación o dispersión por viento, aplicación excesiva que provoca un exceso de percolación profunda por debajo de la zona de las raíces o pérdida de agua por escorrentía.

Un diseño incorrecto del sistema o una mala gestión puede suponerle a un productor mayor necesidad de agua que con un mejor sistema o una mejor gestión, pero rara vez se traducirá en que el cultivo utilice más agua. De hecho, la transpiración con un buen sistema de riego es generalmente más alta que con un sistema de riego pobre. Las tasas de transpiración altas no son malas; uno de los objetivos principales del riego es aumentar la transpiración y los rendimientos agrícolas.

Los factores que contribuyen a una transpiración alta a menudo son los mismos que los que contribuyen a mayores rendimientos  de los cultivos. Algunos se ven afectados por el diseño del sistema de riego y su gestión. Factores positivos serían:

1. Mantenimiento de los niveles de humedad del suelo relativamente altos en la zona de la raíz
2. Texturas de suelo arenosas y franco arenosas
3. Buenos niveles de fertilidad
4. Bajas concentraciones de sal en el suelo

Con altos niveles de humedad en el suelo, el agua se mantiene en él con una energía muy baja (tensión), y así, es fácil que el agua fluya hacia las raíces de las plantas. Los suelos de textura gruesa no son capaces de almacenar mucha agua, pero generalmente se mantiene con bajas tensiones. Entre un 70% y un 80% del agua disponible en un suelo de textura gruesa se agotará antes de que la planta comience a reducir la transpiración, pero la reducción en transpiración puede empezar cuando sólo el 30% del agua disponible se agote por la arcilla.

Para que las plantas estén sanas, se requiere una buena fertilidad. Las fuerzas osmóticas ocasionadas por la sal en el agua del suelo crean el mismo efecto que un suelo seco, dificultando que el agua fluya por el sistema radicular de los cultivos.

Transpiración y sistemas de riego

Los sistemas de riego que aplican con frecuencia el agua a los cultivos pueden mantener unos niveles de humedad relativamente constantes y altos en el suelo. Así, contribuyen a unas tasas de transpiración más elevadas. El riego por goteo, los Pivotes centrales, y el riego por cobertura pueden incluirse en esta categoría porque son capaces de aplicar el agua cada día o cada pocos días. Los sistemas de avance frontal, sin embargo, requieren de varios días entre cada pasada.

Otros sistemas de riego, como el riego por surco o los aspersores de mano, requieren un largo intervalo entre riegos y la transpiración será menor.